Viaje transcontinental
POR Omar Magaña
FIMPRO propuso este viernes un viaje a través de la música de América, fue un viaje de sur a norte, que comenzó en Santiago de Chile con We Are the Grand y culminó en Guadalajara con Telefunka.
Fue un trayecto en dos partes, primero nos detuvimos en Rambla Cataluña a contemplar a una de esas bandas que lo tienen todo para abrir no brechas sino caminos amplios, carreteras, en los sinuosos terrenos de la industria musical del mundo hispanoparlante.
We Are the Grand tiene todas las monedas en la mano: el sonido redondo, prístino y brillante de las producciones pop rock que compartan una parcela en la mente de seguidores de bandas que pertenecen a la era The Killers.
Ahí mismo, en la carpa que FIMPRO montó a un costado del Museo de las Artes (MUSA), Axel Krygier, un genio argentino, un chico malo que se sale con las suyas en cuanto a categorías y géneros, pasó algún contratiempo con la interface que servía las pistas al controlador midi y le fue imposible liberar el show completo que habría incluido beats discordantes, voces modificadas, una rima inteligente en formato unipersonal.
Krygier, no obstante los desaguisados de la tecnología, improvisó rimas y por un momento dejó las secuencias para tocar simplemente piano y cantar unas divertidas disculpas al público que no acababa de definir de dónde provenía la interferencia que se sobreponía a sus samples.
Más tarde, en C3, seguimos recorriendo Argentina con Los Espíritus, una de las bandas de las que más se hablaba en los pasillos de FIMPRO. Queríamos escucharlos y ahí estaban abriendo el concierto de la tercera noche de feria con un rock que destilaba algo de psicodelia -¿o sería el efecto que causaba la impresión de palmeras en las camisas de los integrantes? Tal vez era el influjo de tres guitarras paralelas y continuas sobre una batería que iba a caballo sobre una larga pista de carreras; Los Espíritus, ese grupo de chicos algo desfachatados, excepto el percusionista que escapaba a la estética del resto, demostró que siguen fluyendo ríos de influencia entre la escena que les precedió en su país y los sonidos del ahora.
Mateo Kingman se coronó rey con un directo de, ¿cómo definirlo? ¿pop selvático? ¿pop amazónico y cosmopolita a la vez? Dejando de lado las clasificaciones, lo que vimos fue a un Kingman que paseó por todo el escenario mezclando flow de hip hop con destellos pop, con cantos donde la lengua española se transfiguraba y se volvía acuosa, resbaladiza, autóctona. El joven del Ecuador sudó, brincó, condujo a su banda por el camino correcto y recogió numerosos aplausos.
En el cierre encontramos a Telefunka, que en los albores de este año liberó el sencillo “Saxofónico”. La banda de Guadalajara propuso hacer un recorrido por algunos de sus cortes bandera -“Zenit”, “Bésame mucho”, el propio “Saxofónico”- para concluir haciendo homenaje a la leyenda argentina, Gustavo Cerati, quien comparte créditos con los hermanos Fragoso en “Electroshock” (2007).