Postales raudas de una expedición al Reeperbahn
POR Enrique Blanc
He llegado a la Villa del festival Reeperbahn finalmente, luego de un largo periplo por aire y tierra, con la moral apachurrada tras dejar la Ciudad de México luego del sismo del pasado 19 de septiembre. En parte, la fatiga obedece a los retrasos de los vuelos en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez cuya terminal 2 tuvo severos daños. Me acercó al stand de acreditaciones y recibo tanto un gafete con mi nombre, como una pulsera de color escarlata. Es ya de noche e intuyo que la efervescencia del festival debe llenar los foros y calles de la ciudad de Hamburgo, Alemania, donde me encuentro. Antes de poder disfrutar de lo mucho que Reeperbahn me ofrece, debo hospedarme en el hotel y darme un regaderazo para volver a cargar baterías. Sobre Reeperbahn hay que decir que el festival tuvo una participación importante en la edición pasada de FIMPRO, y que ahora, así como una delegación alemana nos visitó para establecer contactos y convenios con los tapatíos, a nosotros nos toca devolver la cortesía. No intuimos aún lo mucho que nos representará estar presentes en el que es sin duda uno de los festivales musicales más grandes e importantes de Europa.
Jueves 21 de septiembre
Hypnotic Brass @ Mojo Club
Desde Guadalajara he tomado como punto de referencia para moverme por una ciudad que no conozco, el Mojo Club, dado que en éste van a presentarse algunos de los grupos y solistas que están en mi lista de elegidos del Reeperbahn. Lo singular del caso es que no tenía pensado aprovechar algo de la noche del jueves para acercarme a éste. Alguien sugiere que vayamos a escuchar a Hypnotic Brass, un ensamble de metales que reúne músicos de Chicago y Brooklyn, y que se decanta musicalmente por estilos como el funk, el soul y el hip hop. “Los mejores metales del mundo”, me diría días más tarde Capo, el trombonista de Fanko, aludiendo a este combo que encendió la primera llamarada musical de mi expedición al Reeperbahn.
Viernes 22 de septiembre
Shirley Manson @ Schmidtchen
Entre los invitados de primera línea a Reeperbahn está Shirley Manson, la vocalista de Garbage, quien entabló una reflexiva charla con el periodista musical Steve Blame. Muy interesante fue el perfil de la misma, que llevó a la cantante escocesa no sólo a relatar anécdotas sobre su vida artística, además a profundizar en temas como la edad, la muerte y la forma en que en plena madurez asume la vida. “Nunca he dicho algo que sea cruel o injusto”, espetó la pelirroja al comienzo de su entrevista. “Me siento en la idea de ‘movámonos’, el reloj está caminando, tan sólo digamos lo que pensamos”, completó aludiendo a la forma en que ahora asume el tiempo. Al final de la misma, hubo la oportunidad de cruzar algunas palabras con ella y entonces recordó al pueblo mexicano, afirmando no sólo que le gustaban sobremanera los públicos en ese país y que se sentía muy dolida con la tragedia que había golpeado a varias de sus ciudades.
Bergfilm @ Reeperbahn Strße
La avenida Reeperbahn es uno de los ejes principales del festival al que da nombre. Es allí donde está la otra sede del mismo, además de la villa en la que se entregan acreditaciones y también hay foros y restaurantes para incitar la convivencia. Reeperban es una avenida larga, cerca del impresionante puerto de la ciudad. En ella hay una zona con escenarios y bares, muy cerca de varios de los clubes donde se suceden tanto conferencias como conciertos. En sí misma, la Reeperbahn es famosa por sus tiendas de souvenirs —en las que destaca la parafernalia de ese mítico equipo de futbol de la ciudad, St. Pauli—, sus casas de sexo, sus tiendas de armas e incontables restaurantes. Allí me toca escuchar a Bergfilm, una de las muchas agrupaciones alemanas que son parte del programa. Se trata de un cuarteto que va hacia un pop con acentos electrónicos, que en parte se explican por su procedencia. Bergfilm pertenece a la escena de Colonia, ciudad que tiene un gusto marcado por la música hecha en laptops y sintetizadores. Su sonido evoca tanto a Radiohead como a The Whitest Boy Alive y suena más que convincente en aquella tarde nublada, nostálgica y fría de Hamburgo.
Nadine Shah @ Mojo Club
Desde la salida de Holiday Destination, el tercer álbum de Nadine Shah, he tenido interés en su trabajo. El disco resulta elocuente en cuanto al pop oscuro con interés por la experimentación que lo caracteriza. En vivo, el sonido de la británica se reviste aún más de oscuridad e humo. Ella habla poco y se concentra en una actuación sobria que destaca su elegancia femenina. En ciertos momentos evocó a Morphine por el sonido del barítono que resuena como si fuese el de Dana Colley, luego una cadencia me lleva a Tom Waits, e incluso su entrega rabiosa y potente de “Evil”, una de las mejores del álbum, me hace pensar en PJ Harvey. Pero más allá de los referentes de un sonido cambiante y colmado de matices, queda claro que hay gran personalidad en lo que Shah viene haciendo. Un recital que me resulta tan revelador como exquisito.
King Creosote @ Imperial Theatre
Salgo del Mojo Club, cruzo la avenida Reeperbahn y, a unos cuantos metros, estoy en la puerta del Teatro Imperial, justo al lado del hotel que lleva el mismo nombre. Me gusta la facilidad con la que puedo desplazarme en el festival, la proximidad que hay entre muchos de sus foros. Confieso que supe de la existencia de King Creosote a partir de Diamond Mine, el disco en que colaboró con el productor electrónico Jon Hopkins; es decir en 2011, cuando él ya tenía una obra abundante sobre los hombros. El sentimiento que imprime a sus composiciones y la tesitura de una voz siempre a tono, son las armas que tiene a mano en sus directos. Por ello, quien en verdad se llama Kenny Anderson, ahora con la cabeza rasurada, decide encarar su presentación en Reeperbah solo con guitarra. Y valga decir que ello basta y sobra. Al interior de un teatro de pequeñas dimensiones, ideal para entrar en contacto con esa música de aire bucólico, Creosote hace un repaso a capricho por su vasto repertorio, comentando siempre con humor la carencia de éxitos comerciales que hay en su logrado y delicioso cancionero.
Yasmine Hamdam @ Gruenspan
Supe de Yasmine Hamdam a raíz de una colaboración que hizo con Cubenx, el músico mexicano hoy avecindado en Berlín, fichaje del sello francés Infiné. Más tarde me topé con su seductor álbum de debut, Al jamilat. Ello me hizo determinarme a recorrer la avenida Reeperbahn hasta llegar al foro en el que se presentó en Hamburgo. En una penumbra densa, la libanesa, arropada por tres instrumentistas, le dio un cariz muy especial al aire de esa noche, navegando por una sustancia sonora que lo mismo evoca al medio oriente que a la electrónica contemporánea, anudando percusión tradicional con secuencias hipnóticas y guiños ocasionales al rock.
Jane Weaver @ Häkken
Más allá del prestigio que Jane Weaver se ha ganado a pulso a través de los años en el subterráneo británico, tanto siendo parte de Kill Laura como de Misty Dixon, está su obra solista, misma que corona Modern Kosmology, su estupendo álbum de 2017. En vivo, la inglesa opta por la modestia y se acompaña tan sólo de tres instrumentos además de su convincente voz. Así, imbuida en un sonido que tejen batería, sintes y guitarra, la rubia interpreta algunos de sus tracks ineludibles como “The Architect” y el que bautiza su más reciente material.
Sábado 23 de septiembre
Songhoy Blues @ Molotow
La última jornada del festival Reeperbahn arranca de día para mí. Ahora estoy en el patio del club Molotow, donde hace un par de noches terminé a deshoras, recorriendo sus múltiples espacios; una casa que se abre como un laberinto que invita a ser recorrido con asombro. La cita en Molotow es el set semiacústico que darán los malienses Songhoy Blues, una de las agrupaciones jóvenes africanas que más me ha llamado la atención en días recientes. En un set que alcanza los casi 45 minutos de duración, el cuarteto encabezado por Aliou Touré, repasa canciones de sus dos álbumes a la fecha. Títulos como “Al Hassidi Terei” de Music In Exile (2015) y “Bamako” de Résistance (2017) suenan con la suavidad que imprimen sus instrumentos de madera. Una prueba de la frescura de quienes han sido celebrados por Damon Albarn.
Daniel Brandt & Eternal Something @ Elbphilarmonie
La siguiente escala en el periplo que recorro en el festival Reeperbahn está precedida de la noticia de que visitaré el aclamado Elbphilarmonie, un foro construido recientemente que no sólo despunta en el horizonte de Hamburgo por ser un monumento arquitectónico único, sino además que ofrece una experiencia sonora incomparable en su interior; un espacio que parece algo como una gran caverna o una nave venida de la galaxia más distante. Un lujo en todo sentido puesto al servicio de las expresiones culturales. Allí escucho la propuesta netamente experimental del berlinés Daniel Brandt, el otrora integrante del ensamble Brandt Brauer Frick, quien ha decidido arrancar como solista. Al centro del foro, él está sobre la batería. Le acompañan un bajista y un trombonista, apuntalados en un arsenal de pedales. Su música es sinuosa, tribal a ratos, atmosférica en otros y puntiaguda como el propio diseño del Elbphilarmonie.
This Is The Kit @ Nochtspeicher
Kate Stables, a quien conocemos mejor como This Is The Kit se ha afianzado como uno de los talentos más sólidos en la actualidad en ese cruce de caminos que hay entre folk y rock. En su participación en Reeperbahn, acompañada por batería y bajo, la inglesa concentró su atención en canciones de Moonshine Freeze, su cuatro álbum a la fecha y el que le ha traído finalmente el reconocimiento que buscaba desde 2008, el año en que lanzó su primera placa.
Songhoy Blues @ Mojo Club
No conforme con haberlos visto por la tarde, estoy de nuevo en el Mojo Club, que se convierte en mi foro favorito de Hamburgo, encarando de nuevo a los africanos Songhoy Blues. Pero ahora su sonido es distinto: netamente eléctrico. La noche confirma lo que descubrí horas antes en el Molotow, que hay virtuosismo en las manos de Garba Touré, el guitarrista del cuarteto, quien exhibe en su estilo herencias aprendidas de BB King y Jimi Hendrix pero a su vez de los guitarristas del Sahara, de agrupaciones como Tinariwen, Toumast o Tamikrest, con quienes Songhoy Blues mantiene cierta correspondencia, con la distancia de que lo suyo está marcado más por un carácter urbano.
Waxahatchee @ Knust
Uno de los sets más intensos y sorpresivos que me tocó ver en Reeperbahn fue el último de todos: la presentación de Waxahatchee, el proyecto que encabeza la estadounidense Katie Crutchfield. Lo primero que atrapaba la atención, apenas ella y el cuarteto que la acompañaba se adueñaban del entarimado, era darse cuenta la juventud de algunos de sus acompañantes, jovencitos todos ellos que no deberían de tener más de veinte años. La presencia de su gemela Allison era otro elemento que sumó originalidad a su presencia escénica. Pero sobre todo la determinación con que Waxahatcxhee asume su directo, reinventándose a través de una actitud por entero tirada al rock y sonando eléctricamente contundente. Si algunas grabaciones de sus cuatro discos a la fecha hacen pensar más en una trovadora, perfil que también asumió en algún momento durante su concierto, la llegada de Out In The Storm, su más reciente álbum, parece hacer eco del título y la presenta como si ella y compinches habitaran una tormenta de sonido en el que no hay lugar para contemplaciones. Revelador corroborar su pasión arrebatada que no pierde en sensibilidad ni escatima en talento.
El autor agradece a la Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco, Cultura UDG y al festival Reeperbahn por las facilidades para dar vida a esta crónica.