Los nuevos apasionados de la industria
POR Omar Magaña
¿Qué es lo que guía a los emprendedores de la industria musical en México? Lo supimos de primera mano en el 4to Encuentro AIRES (Red Internacional de Recintos para Espectáculos) que todo el jueves ocupó buena parte de la agenda FIMPRO en el Auditorio Telmex.
A la pregunta planteada por Igor Lozada, Secretario de Vinculación y Difusión Cultural del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño y Coordinador General de FIMPRO, respondieron Mónica Saldaña, directora del festival NRMAL; Joaquín Pavia “Wakks”, director general de la agencia de management Los Manejadores; Íñigo Villamil, fundador del festival Bahidorá; Pepe Bezaury, creador del Festival Trópico de Acapulco, y Eduardo Zúñiga, gestor del proyecto Bajo Circuito Multiforo Cultural Urbano. Nada más ni nada menos que “Las nuevas caras de la vieja industria”, como se tituló al panel que compartieron en el Auditorio Telmex.
Sirvan como respuestas rápidas: la intención compartida de generar nuevas experiencias en los consumidores de arte, cultura y entretenimiento en México; el ánimo de poner sobre la mesa los contenidos que se producen en escenas atomizadas al interior del país, pero que pueden conectar con homólogas internacionales, e incluso, el objetivo de lanzar mensajes que se correspondan con una nueva ética para la sociedad que ahora formamos.
“Nosotros empezamos para que las bandas tuvieran nuevos espacios, nuevos medios”, externó “Wakks”.
NRMAL surgió a partir de la concepción de un festival ideal al que asistirían sus propios fundadores, de la necesidad de una experiencia que no estaba en la oferta mexicana de entretenimiento; Bajo Circuito se creó para abrir espacio a la escena independiente que no encontraba cabida en circuitos mayores; Bahidorá se inició como un medio para colocar en la opinión pública contenido genuino que respondiera a lo que ahora vivimos y significó una apuesta por modelos sustentables de producción y consumo cultural; Trópico germinó de la pasión y de la inquietud por conectar experiencias.
Lozada escarbó en los intersticios de esa nueva camada de gestores culturales que está haciendo nacer festivales de música aquí y allá, que ha logrado posicionar emprendimientos culturales como marcas, que ha conquistado una parcela de los medios de comunicación impresos o radiofónicos, que se ha hecho de una comunidad de seguidores; que en definitiva, están ofreciendo una nueva faceta del entretenimiento mexicano de nicho.
Tomar riesgos, aprovechar la infraestructura creada por la generación anterior de empresarios, “hackear” y hacerse hueco en los medios tradicionales, hacer de las pasiones un reto profesional, aprender de los errores, tomarse en serio el espíritu Do It Yourself, informarse y adquirir nuevos conocimientos sin que el amor al arte se diluya conforman la batería básica de los nuevos industriales.