Helen Sung Quartet
POR Bernardo García
Helen Sung visitó Guadalajara por primera vez el pasado 23 de Junio para compartir con músicos y melómanos no sólo su trabajo, sino también su camino a través del jazz con la clase magistral “Cómo estudiar Jazz: Ideas y sugerencias para la práctica cotidiana”. El teatro Vivian Blumenthal fue sede de la segunda sesión del ciclo de conciertos y conferencias NY Jazz All Stars 2015 en Guadalajara, coordinadas por Cultura UDG y De Quinta Producciones en sociedad con Jazz at Lincoln Center y Radar FIM, quienes traen el mejor jazz del mundo a la ciudad a lo largo del año. Sung inició su vida musical estudiando piano clásico para luego incursionar en el mundo del jazz.
Tras escuchar los clásicos, y sobre todo a Wayne Shorter, uno de sus músicos favoritos, se enfocó en la expresividad y espontaneidad de este género multi-dimensional. “Existe una teoría matemática llamada la teoría del caos, la cual plantea que el resultado final es imposible de predecir debido a la alteración de las variables. El Jazz es algo así”, dijo Sung con una sonrisa amable y tímida para iniciar la sesión con Chaos Theory, el tema más frenético de su último disco Anthem for a New Day. Ese tema, en palabras de Helen “fue un experimento alocado basándose en la banda de jazz-fusión Weather Report”.
Su cuarteto estuvo formado por Boris Kozlov en el contrabajo, Rudy Royston en la batería y John Ellis en la flauta y saxofón, quienes la complementaron mientras ella tocaba el piano acústico. Después del tema introductorio inició la sesión de preguntas. En el diálogo con los asistentes, Helen mencionó que el Jazz, a diferencia de la música clásica, se caracteriza por su swing feel, ese ritmo cabalgante que le da el espíritu único a la música. También señaló a artistas como Dizzy Gillespie, Charlie Parker y Thelonious Monk como fuentes de inspiración para entender y sentir el swing. Además, hizo hincapié en escuchar tanta música como se pueda y copiar a las grandes figuras del jazz, para después poder crear una identidad propia con esos elementos.
El baterista Rudy Royston compartió también sus raíces musicales, mencionando que él creció tocando góspel en la iglesia. Para él, el jazz y el góspel es casi lo mismo; ya que se basan en una dinámica de “pregunta y respuesta”, de estar al tanto ante cualquier cambio armónico, de interactuar con los demás integrantes y sobre todo porque comparten un swing similar. John Ellis y Boris Kozlov sugirieron a los estudiantes presentes practicar su instrumento mientras tocan junto a su álbum favorito. Es la mejor forma de poder estudiar una pieza; y no sólo para aprender las notas, sino para entender cómo se tocan y para comprender la armonía de la pieza. Helen Sung cerró la charla con el consejo más importante de la tarde: la música que uno hace debe reflejar a la vida misma. “Tienes que vivir tu vida para poder decir algo a través de la música”, dijo refiriéndose a estudiantes que se encierran obsesivamente a estudiar, desequilibrando su vida personal. Sung propone un balance para poder expresar ese abanico emocional en la música.
Después de la master class, Helen Sung y su cuarteto demostraron esa habilidad para musicalizar distintos aspectos de la vida. Iniciaron con Anthem for a New Day, un tema que inicia con ambiencias atonales seguidas por obligados agresivos y adictivos. Después del inicio intenso, que demostró la destreza técnica y sensibilidad hacia la improvisación, contrastaron exquisitamente el mood con el tema Brother Thelonious, una balada inspirada en el legendario pianista Thelonious Monk y dedicada a la cerveza con el mismo nombre.
La noche continuó con Bye-Ya, de Thelonious Monk; Armandos´ Rumbah, de Chick Corea, y Please Send Me Someone to Love, de Percy Mayfield. Para cerrar la noche le dieron un giro al tema It Don't Mean a Thing (If It Ain't Got That Swing), pieza compuesta por Duke Ellington, uno de las principales figuras de la historia del jazz. Helen Sung rindió tributo a sus más grandes influencias en el piano y demostró que los géneros no están desconectados entre sí, ya que se comparten las mismas bases armónicas en las que se busca la tensión y la liberación. Siguiendo ese principio, Sung y su cuarteto hicieron que el concierto se viviera como una serie de experiencias que cuentan una historia. Retomando sus palabras: la vida es para experimentarla en todas sus dimensiones y la música para retratar esas historias.
Al terminar el concierto, como cierre de la noche, se ofreció un coctel en el mismo recinto, donde Sung y su agrupación charlaron libremente con los asistentes, firmaron álbumes y reflejaron en sus personalidades la misma sencillez y pasión con la que tocaron en el escenario.