Dos rutas al instrumental
POR Omar Magaña
La primera sesión de Showcase Festival de FIMPRO en Rambla Cataluña planteó dos rutas de acceso a la música que sin voz ni frontman han de sacudirnos.
The Polar Dream (Guadalajara) y El Ombligo (Colombia) coinciden en que hay que dejar hablar a las guitarras eléctricas, los teclados, el bajo y la batería, porque en el encuentro de todo ello, en el andar de temas de larga duración y en esa suerte de mantra que hace a los músicos transformarse en el lapso que va de la primera nota al cierre hay una voz silenciosa que invita, que nos recuerda que la música puede ser más humana cuando sólo las frecuencias se expresan.
The Polar Dream, no obstante, presentó un concierto instrumental soportado por la melodía con la guitarra, el teclado y el vibráfono como elementos dominantes -cantantes-; una música siempre potente, siempre hacia adelante, pero sumergida en una bruma espesa y cargada de energía estática, como correr en un bosque encajado en la niebla.
Con El Ombligo la guitarra fue protagonista y el teclado robó amplios espacios en esos extensos recorridos de psicodelia tropical, pero la batería tenía un rol monumental: el baterista va y viene de un cencerro al otro, marca un acento grave, se entretiene con el ritmo de cumbia, hace que el equipo se traslade a un afrobeat colombiano y más.
The Polar Dream nos atrapó, nos hizo cómplices del suspenso y de los descenlaces propios del postrock donde siempre algo estalla: la línea del teclado se ensancha, el bajo se sobrepone.
El Ombligo nos arrojó a un camino selvático donde todo, desde la hierba hasta las copas de los grandes árboles retumbaba, a un ritmo sostenido por un sinfín de compases -muy à la Fela Kuti- donde el claro de luz tenía el mismo resplandor de una cumbia amazónica