De mercantilización de la música, dilemas y futuros inciertos
POR Equipo FIMPRO
Este texto es solo un resumen y cruce de ideas de lo que leímos en un texto publicado en El País bajo el nombre “El día que Britney Spears fue libre”, raro título pero interesante contenido que nos lleva a reflexionar acerca del devenir en nuestra industria a través de un caso artístico que quizás lo veamos muy lejano a nuestra realidad pero que como dice Elena Rosillo, autora de esta nota, “es importante recordar que, aquello que mueve a los que están arriba, también afecta a los de abajo”.
Pues bien, la estrella de pop amada por millones y que se desplomó tras el boom de su carrera en las grandes ligas, vendió la mitad de sus derechos a un fondo de inversión. En ese entonces tras una notable sobrexplotación, Spears consideró que el dinero se traducia en un elemento de mayor libertad, incluso más que la creación artística misma.
Otro caso que se destaca es el de Bob Dylan, cuando en diciembre del año pasado se anunció la venta de su catálogo con 600 temas a Universal Music por 300 millones de dólares, en un contexto en donde las plataformas de streaming pagan poco por las reproducciones, donde las ventas físicas siguen en picada y los conciertos han parado por más de un año.
En síntesis, la industria puede mercantilizar a artistas y sus creaciones desde la propia inercia del mercado y utilizando desarrollos tecnológicos como la Inteligencia Artificial para que a través de algoritmos creen canciones cada vez más alineadas a los gustos de los escuchas, dinamitando un tanto el proceso creativo de la música.
Pero no todo es dinero y manipulación, desarrolladores de AI crearon el álbum “Cintas perdidas del club 27” con el análisis de ganchos, ritmos y melodías de canciones de Kurt Cobain, Jim Morrison, Jimmy Hendrix y Amy Winehouse. El resultado fue una producción de cuatro canciones, que han sido utilizadas por la asociación canadiense Over the Bridge para incentivar el apoyo a músicos que pasan por depresión, estrés y ansiedad.
Por su cuenta Grimes -Clara Boucher- lanzó su aplicación “Al Lullaby” que “genera música para dormir de forma orgánica”. Y así han sido publicados desarrollos hechos de la mano de la tecnología, como una herramienta y no como un determinante.
Así lo comentó Scott Cohen, en la conferencia “El futuro de la industria musical” como parte del programa MUdaL Música y Transformación Musical en Iberoamérica, la AI no suplirá al creador o artista, pues los algoritmos tienen como base a un humano emocional y pensante detrás.
Recomendación la lectura de “El día que Britney Spears fue libre”