Cyrus Chestnut: Músico-místico y cuenta-cuentos sonoros
POR Bernardo García
El Trío de Cyrus Chestnut trajo jazz, góspel y blues el pasado 14 de Junio a Guadalajara, con una clase magistral seguida por un concierto en el Teatro Vivian Blumenthal. Ésta fue la tercera sesión del ciclo de conciertos y conferencias NY Jazz All Stars 2015, coordinadas por Cultura UDG y De Quinta Producciones en sociedad con Jazz at Lincoln Center y Radar FIM, quienes traen el mejor jazz del mundo a nuestra ciudad a lo largo del año. Si se siente bien, está bien; esa es la filosofía de Cyrus Chestnut.
Con un espíritu lleno de movimiento y pasión por la música, él transmite instantáneamente al público su groove, el cual describe como aquello que hace que la música se sienta bien, que lo pone a uno a moverse y contagia con su swing. Cyrus creció tocando góspel; a los nueve años se convirtió en el organista de su iglesia local, Mt. Calvary Star Baptist, lo que hizo que la música fuera una experiencia espiritual. El jazz llegó un poco después, al escuchar un disco de éxitos de Thelonious Monk.
El ponente y pianista inició la clase magistral en el Teatro Vivian Blumenthal con sentido del humor y carisma. Lo primero que hizo fue poner a distintas secciones de los asistentes a aplaudir en diferentes ritmos para compartir su primera enseñanza: la importancia del ritmo y del swing. La sección rítmica en un ensamble es la responsable de llevar el ritmo y, como mencionó: “Si el ritmo es fuerte y está bien aterrizado, la armonía y la melodía serán fuertes también.” Escuchar es lo más importante a la hora de tocar para tener un buen ritmo y poder swingear. Hablando de la práctica personal y de los ensayos, mencionó que la música se trata de la vida y no de “tocar ejercicios tan rápido como se pueda”, por lo que se necesita practicar de una manera tan musical como sea posible. Viendo a las notas como letras y a las frases musicales como oraciones, él sugiere tratar un solo o una pieza musical como si fuera una historia o un cuento, para desarrollar una idea y poder plasmar una imagen en el receptor.
El tiempo voló en la clase magistral, así que Cyrus invitó a los asistentes a su concierto para que escucharan y, sobre todo, sintieran las respuestas a los temas que no se alcanzaron a tratar. Se retiró aconsejando: “Cuenten historias”, y se despidió improvisando una melodía con su voz y una gran sonrisa. Horas después, con el foro lleno en su totalidad, Cyrus presentó a su trio conformado por Devin Starks en el contrabajo, Neal Smith en la batería y él mismo en el piano. “Todo lo que sucederá esta noche es dedicado especialmente a ustedes”, dijo antes de iniciar, creando una conexión especial e íntima con el público.
La primera parte del concierto se caracterizó por la interpretación de canciones como I´ve Never Been in Love Before, de Frank Loesser; Hello, de Lionel Richie, la cual transformó en una atmósfera sonora desértica en la que podía casi podía sentirse la arena en la cara; y Bag´s Groove, de Milt Jackson, tema tocado como un jazz-blues con solos de cada integrante y una increíble interacción entre el trío.
La segunda parte de la noche consistió de temas propios, iniciando con Ameese Dance, del álbum African Reflections, en el cual Cyrus refleja vivencias de un viaje que hizo a África. Este tema inició muy suavemente, con solo dos notas a un tritono de distancia para generar incertidumbre y suspenso, el cual llegó a su climax con un solo de piano. El trio continuó con “Blues in the Dirt” del mismo álbum, seguida por Coco City y A Door for the Door of No Return, con el cual se despidió y se retiró por unos minutos. La mitad del público se estaba yendo cuando el trío de Cyrus Chestnut retomó el escenario para tocar una balada lenta y rica para cerrar la noche. El concierto fue único y especial en su mezcla de R&B, jazz clásico, góspel y blues. Cyrus llegó a Guadalajara como un músico-místico/cuenta-cuentos sonoros a compartirnos sus vivencias musicalizadas; y se fue con el cariño y admiración del público tapatío.